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lunes, 31 de agosto de 2015

¡Seguimos en Batalla!

Cuando el águila llega a una determinada edad en la cual se vuelve deficiente para cazar, lenta para volar, de plumas pesadas, gruesas y con un pico malgastado, solo tiene dos opciones: Rendirse y dejarse morir o renovarse para seguir viviendo.

Es fácil pensar que renovarse es la opción perfecta, pues ¿Quién se rinde teniendo otra opción?... y creo que es aquí cuando la decisión se pone en duda pues el proceso de renovación es largo, doloroso y difícil de afrontar, ya que para seguir viviendo, el aguila debe volar a lo más alto de una montaña donde se posará en un nido que la mantendrá en estado de supervivencia.

Primero deberá golpear su pico contra la roca de la montaña hasta que logre arrancárselo por completo. Deberá pasar días dolorosos hasta que le crecerá un nuevo pico con el cual deberá arrancar sus garras y al crecerle unas garras nuevas deberá sacarse una a una las plumas viejas hasta que finalmente le crezcan las nuevas con las que podrá apoyarse para alzar vuelo nuevamente; luego de tantos meses de dolor y sufrimiento absoluto.

Y ahora, ¿Qué opción elijes?. ¿Rendirte o ser fuerte para Renovarte?

Esta historia me la contó un amigo sacerdote a quien quiero mucho, la leí en internet, la escuché por otros amigos y hasta en cadenas de correo (mailing). ¿Qué tan cierta es esta historia? ¿Es un mito? ¿Historia para motivarte? ¿Leyenda católica o científica? No lo se pero creo que lo importante no es saber si es real o no, considero que lo importante está  en lo que tú quieres creer , pues lo que tu creas es lo que finalmente elegirás para ser tú mismo, ser tu esencia y vivir tu proceso de renovación.

Hay momentos en la vida en que todo se nos viene encima y no sabemos si la decisión que tomamos es la correcta o no, pues podemos caer en un estado de negación o afirmación absoluta que nos lleve a perder ciertas cosas o que sintamos que nos quedamos sin piso para seguir caminando y es solo ahí en ese momento cuando no tienes a donde ir y solo tienes dos difíciles decisiones: RENDIRTE O SEGUIR LUCHANDO.

Luego de que me aumentaran la dosis de la vacuna desde el mes de Mayo 2015, (último escrito del blog) de 20mg a 40mg, mis síntomas mejoraron el primer mes. Recuerdo que la apicación de la primera dosis aumentada me hizo tan mal efecto que llevó a internarme por 3 dias. Luego las siguientes dosis de Junio, Julio y Agosto fueron más tolerables. Pero mis marcadores seguían saliendo oscilantes y la baja de peso y síntomas eran más atenuantes, pues algo no estaba bien.

Esto me tenía mortificado, me trajo muchos problemas personales y emocionales. Estaba tan enfocado en seguir ayudando a los demás que dejé de ayudarme a mi mismo. Me lo advirtieron mis amigos, en el trabajo, en casa, mi enamorada (en ese entonces), pero no quería escuchar a nadie, no quería volver a entender que nuevamente estaba deteriorándose mi salud pero que esta vez la situación podría complicarse aún más.
Simplemente perdí mi esencia por esta carga y negación, pero jamás dejé de ser yo, aunque algunas personas optaron por hacerse a un lado de mi vida argumentando que había cambiado, siendo esa su justificación.

El doctor insistía en Julio que debía viajar nuevamente al extranjero porque la situación ya estaba fuera de órbita y no habían herramientas necesarias para seguir en la batalla, pues el tratamiento aún aumentado, no surgía el efecto esperado. Debía ir a Chile en Julio pero me negaba. Mi entorno más íntimo me decía que debía hacerlo y no dejar pasar mas tiempo. Sin embargo, no hize caso.

Fue luego de una serie de eventos que me pasaron que tomé la decisión de hacer lo que tenía que hacer en su momento, emprender ese vuelo para renovarme.
Algunos acontecimientos médicos y personales ocurrieron unos días previos al viaje que me derrumbaron; no me sentía con ganas de luchar, entré en una depresión profunda, no tenía ganas de comer, ni de seguir con mi vida habitual, pero estando a unos días del viaje no podía llegar en un estado depresivo, por el contrario, el guerrero debía llegar preparado para lo que venga, debía entrar en un proceso de renovación.
Quizás no pude arrancarme el pico como el águila (porque no lo tengo), pero tuve el coraje de dejar los antidepresivos de lado y esforzarme el doble para seguir mi día a día. No tenía garras que sacarme pero sí tenía la voluntad de continuar con mis labores habituales. No tenía plumas que renovar, pero tenía un ejército de personas que estaban conmigo dándome el impulso que necesitaba para llegar con la vitalidad necesaria a Santiago de Chile, donde me esperaban para una serie de análisis y procedimientos similares a los realizados en Suecia en Marzo del 2013.
Previo al viaje pude encontrarme y conocer a otras personas, una de ellas me dijo que había escuchado que Dios nos libra de ciertas cargas para que podamos volar y estar más ligeros para el camino que nos toca recorrer.
Y creo que es así, hay veces que no podemos sostenernos de todo. El ser humano siempre tiende a aferrarse a todo lo que tiene a su alrededor y volverse dependiente de todo ello, cuando la única dependencia debe ser de su propia fortaleza, pues tú dependes de ti mismo para ser quien eres y seguir luchando, mientras que tu entorno son tu soporte y apoyo para que no caigas.
Las horas iban pasando y tocaba subir al avión que nos llevaría a Santiago, no sin antes haber recibido tantas muestras de cariño y oración que recargaban de energía a este guerrero débil, herido y con miedo de comprender la situación médica por la que estaba pasando, pues los médicos esta vez apuntaban a que nos preparábamos para una batalla un poco más específica.
Estando en Chile, sabía que debía poner todo de mí, pues estaba a unas horas de entregarme en cuerpo y alma a la ciencia para que puedan revisar mi caso y realizar lo necesario para encontrar una salida y respuestas a tantas preguntas que me había hecho, al sentir el deterioro físico por la enfermedad y el cambio repentino de los indicadores oncológicos que oscilaban a pesar que me habían aumentado en vano el tratamiento para contrarrestar los síntomas.
Fue terrible el estar sin comer, el encontrarse nuevamente en un centro oncológico donde convives con el cáncer de otras personas y en diferentes estadíos, por un lado me impresionaba la gente de todas las edades caminando y derrochando vitalidad, mientras que por otro lado, guerreros apagados y cansados. Por momentos me cuestionaba ¿En que lado estoy yo? ¿Estoy con los guerreros derrochando vitalidad o con los guerreros agotados y cansados?, para ser sincero, me sentía agotado y cansado.
Me sentía ya desganado mientras me sacaban muestras de sangre, marcadores de diabetes y más aún cuando llegó el momento que me inyecten el primer radiofármaco (Galio 68) que enseguida me trajo una leve descompensación como mareo, perdida de equilibrio y aceleración cardiaca (algo no muy frecuente según me decían los técnicos enfermeros). Posterior a esto, venía un momento de reposo de unos 50 minutos, para que este radiofármaco se impregne a cada célula del cuerpo y pueda provocar la estimulación de las células cancerígenas endocrinas y arrojar algún resultado que se vería reflejado en los estudios posteriores con toma de imágenes durante 1 hora y media aproximadamente.
Tardé unas horas en recuperarme y descansar pues al día siguiente con los resultados me tendrían que hacer con sentido de urgencia un segundo procedimiento no planificado con otro radiofármaco (18 FDG) que complementaría el primer estudio y unos análisis de sangre adicionales para determinar el tipo de tumor que aparentemente se alojaría. Tuve que soportar dos días con radiación en el cuerpo que me tenían fatigado.
Los resultados del primer estudio arrojaron una focalización en la parte superior derecha del hígado, como digo, una lucecita de esperanza, pues para los pacientes NET (Neuroendocrine Tumors) es ventajoso que te puedan detectar el problema a tiempo. El segundo estudio descartó por completo una metástasis en hígado (hígado generalizado) o en otra parte como el colon que arrojaba una nueva inflamación, que finalmente fue descartada, pero aún así no se debe bajar en absoluto la guardia, pues se está por confirmar si la focalización del estudio sería el tumor primario o alguno secundario y ver la mejor alternativa para poder batallarlo, pues para los guerreros NET como yo, la quimioterapia no es para nada efectiva, y la alternativa de solución es extirparlo mediante cirugía o continuar con tratamientos específicos (Tratamiento con Radiación por Lutecio 177 o Tratamiento mediante inyectable con Octreotide).
Cada quien conoce su cuerpo, sus zonas de dolor y fatiga. Yo venía meses sintiéndome incómodo con la parte central/derecha del abdomen, con cólicos en dicha zona y síntomas muy complejos que se acentuaron luego de la cirugía de vesícula que me realizaron en Diciembre 2014.
Hoy se que tengo ese inquilino en esa parte del hígado, y para combatirlo tengo que creerlo, pues si mi mente lo descuida con un "no pasa nada", "es una lucecita", "es insignificante", entonces no le daré la importancia necesaria, no seguiré los tratamientos que debo seguir (inyecciones especiales diarias o interdiarias) y no lograré salir de esto, por el contrario el descuido puede hacer que esa focalización se acentúe y desarrolle una metástasis difícil de controlar y con posibilidad de afectar a otros órganos. Estoy seguro que tu mientras lees esto has escuchado que el cáncer se gana o se pierde también psicológicamente y si no nos preparamos y creemos que en lo que tenemos, no estaremos nunca listos cuando llegue el verdadero momento de batallar.
¿Cuándo estaremos listos?, es una difícil pregunta, y aquí caigo al caso que viví de cerca hasta hace poco de una pequeña de 4 años de nombre Valeria, a quien en inicios de Noviembre del 2014 tras un fuerte dolor de cabeza le diagnostican un cáncer llamado Chondrosarcoma en Fase IV. ¿Te imaginas? son 4 años de vida ¿Te parece justo? ¿Estarías listo? yo no y su familia tampoco lo estuvo.
¿Cómo es posible que una pequeña guerrera tenga que afrontar esto si tiene 4 años? realmente, es un caso milagroso, pues a la pequeña Vale tuvieron que realizarle una cirugía de cráneo para extirpar el tumor de aproximadamente 10cm  (si mi memoria no me falla) que se encontraba alojado en el lado izquierdo del cerebro. Fue increíble que siendo tan pequeña tenga tanta fortaleza, pero su historia apenas comenzaba.
La pequeña Valeria tuvo una vida un poco compleja luego de esa cirugía, pues siendo tan pequeña tuvo que lidiar con sesiones de radioterapia y alimentación especial para poder darle la mejor calidad de vida. ¿Cómo poder decirle a un pequeño que evite comer lo que antes le gustaba o evite hacer esfuerzo físico por precaución? ¡Si los niños son juguetones y traviesos! Pues a la pequeña Valeria, le tocó vivir eso.
Sin embargo, lo más increíble sucedió a los pocos meses cuando lamentablemente el tumor volvió a crecer por lo que tuvieron que arriesgarse a una segunda cirugía en menos de 07 meses ¡Una segunda cirugía de cráneo! increíble, pero es real, y lo viví de cerca y aunque no lo creas, la pequeña fue operada y al despertar luego de esa segunda cirugía, pidió un trozo de pizza que horas antes su hermana le había ofrecido. ¡Increíble!
Pero esta historia de fe, se tornó mas increíble cuando a los 15 días de haber sido operada por segunda vez, el tumor vuelve a crecer por lo que sus padres, familia y médico, optaron por tomar la difícil decisión de una tercera cirugía, sabiendo que la estadística no estaba jugando a su favor, pues era muy complejo que una persona soporte 02 operaciones de cráneo en menos 01 mes.
Pero ya estaban en la batalla y debían seguir adelante, acompañados del poder de la oración, la fuerza y vitalidad de la pequeña Valeria y de quienes dedicamos horas de esperanza y energía; las mismas que dieron sus frutos y la pequeña Valeria, de la mano de Dios y de sus ángeles, salió victoriosa de su tercera cirugía. ¡Increíble! y déjame decirte que Dios nos permite ver milagros, y a mi me permitió ver uno de ellos en los ojos de la pequeña cuando la vi por última vez y en la tranquilidad de su familia.
Es cierto que Dios pone las batallas más difíciles a sus guerreros más preparados, y la pequeña Vale de 4 años, sin duda es una Guerrera de Dios. Yo he vivido muchas batallas y cirugías pero caigo rendido en las filas dirigidas por la pequeña Guerrera Valeria, siendo uno de sus soldados que lucharía por ella y con ella, si así me lo pidiese y quien es mi fuente de admiración y creencia viva de que el poder de la oración hace milagros y el milagro para su familia es tener a Valeria un día más a su lado.
Hoy la pequeña Valeria deberá continuar con su batalla, pues luego de la tercera cirugía tuvo que viajar al extranjero para poder realizar una última radiocirugía que le pueda dar la mejor calidad de vida y Dios mediante, pueda darle el milagro de sanación con los próximos tratamientos que deberá seguir, lo importante es que la pequeña se encuentra de la mano del señor y su familia se encuentra siempre protegida por el poder de la oración de quienes oramos y admiramos a la pequeña guerrera.
Si dios me permitiese darle un poco de mis energías y de mi vida a Valeria, no dudaría en dársela, pues un milagro de vida como ella debe ser de guía y fortaleza para quienes a su misma edad se encuentran en batalla. Un milagro para contar, un ejemplo a seguir, y una experiencia de fe para compartir.
Hoy toca salir adelante, no solo para la familia de la pequeña Valeria, sino para todos los guerreros que seguimos en batalla y para poder salir adelante hay que ponerle actitud, ganas, fuerza, fe y confianza en que lo lograremos.
¡No importa lo que venga en el camino! hay que seguir adelante, hoy más que nunca hay que vivir la vida. ¿Para que renegar si te puedes divertir? ¿Por que fastidiarse por todo si puedes alegrarte de todo? ¿Por qué vivir en la rutina cuando en la vida hay mucho por explorar? ¡De eso se trata la vida! y de ello es lo que he decidido hacer ahora, vivir mi vida como si fuera el último del día. ¡Vivirla a pleno!
Tu día empieza con las ganas que le pones ¡Que esperas! levántate y ponle ganas a cada segundo del día, ¡sonríe! ¡alégrate! ¡alegra a los demás!; no dejes que la tristeza te consuma el día, no dejes que la impotencia te debilite, ni que la frustración te encierre en tu propio mundo ¡Vive la vida hoy! ¡vívela por ti y para ti!
No dejes que los pensamientos negativos te agobien, ¡No tengas miedo mientras sigas luchando! ¡No pierdas el control de la situación que te toque vivir, toma el control de lo que te toca enfrentar! ¡No dejes que las emociones guíen tu camino, haz que tu camino esté cargado de esas emociones y la ruta la tomas tu! ¡No dejes que la esperanza se acabe, pues mientras hay esperanza, hay fuerzas y mientras haya fuerzas hay batalla que ganar!
La vida es una sola y esta hecha para que tu mismo la dirijas hacia donde quieres ir ¿Quieres ganar? ¡Entonces aférrate a la vida como la pequeña Valeria! ¡Vívela como la vive su familia! El mañana no importa, lo que importa es hoy, porque hoy tu decides como vivir, como luchar y como ganar, mientras que mañana decidirás como descansar de tu batalla y disfrutar de tus triunfos.
No pierdas la fe en lo que haces, ni la fortaleza en los pasos que das, no dejes que los miedos sean tu sombra, has que sean tus aliados y te fortalezcan. No dejes que los problemas del día a día te consuman, haz que sean una fuente de energía para decir ¡Si puedo! ¡Yo puedo! ¡ Yo lo haré!.
Las personas somos maestros y aprendices en la vida. Sé un maestro cuando ganes tus batallas y sé un aprendiz cuando te toque enfrentarlas, pues si te caes te levantarás y si te das una oportunidad más, lo lograrás.
Estoy dispuesto a vivir ahora una vida diferente, y tu también puedes hacerlo, si tienes la convicción y crees en ti mismo que todo lo que te propones lo lograrás. Mi vida cambiará, haz que la tuya también cambie con un ¡Si puedo!.
Hoy te invito a la vida, te invito a luchar, te invito a aprender a vivir de los problemas y no con los problemas. Mi vida cambia, y si tu deseas también puedes ser parte de ella. ¿Como? ¡Vive hoy!.
Sé como el águila, renueva tu vida y sigue volando
Recuerda: ¡Seguimos en Batalla! ¡Otra vida es posible y del cáncer se aprende a vivir!


"Cuando sientas que has llegado al punto más alto de tu vida, recuerda que aún hay un mundo por explorar y ese mundo es tu mundo interior, tan amplio como tus creencias y tan importante como tu fuerza para enfrentar y ganar tus batallas" ¡Atrévete!¡Vive Hoy!
La vida es larga, el tiempo es corto. ¡A vivirlo!
Con Cariño

El Valiente Guerrero



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Dedicado a todos los guerreros en especial a la pequeña Valeria de 4 años y su familia. Oremos por su milagro de sanación y para que Papá Dios mantenga a su ejercito de ángeles batallando con Valeria. ¡Fuerza pequeña! ¡Tu lucha es nuestra lucha!



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Gracias a mi familia y quienes difunden mensajes de aliento y esperanza
Gracias a Mechi quien me acompaño en Chile y estuvo a cada momento dándome esa fuerza y energías necesaria para afrontar cada paso y cada momento de batalla. ¡Gracias a Diego también! ¡Son un amor ambos! ¡Los veo pronto!
Gracias a tí, por leer esto, compartirlo y vivirlo.


martes, 12 de mayo de 2015

Camino de Vida

Erase una mañana, la historia de un niño que estaba con sus compañeros de colegio camino a un paseo escolar. Era muy temprano y el bus aún no partía del colegio, pero ese día el niño se sentía muy extraño, daba la sensación de que hubiera corrido una maratón el día anterior y se encontraba totalmente cansado.

Fue cuando el bus arranco que todos empezaron a cantar el repertorio que iba a hacer que el viaje hasta el destino se haga más corto, no sin antes hacer una oración con las mamas y profesores que ese día los acompañaban.

El bus se encontraba en carretera, los niños estaban cantando aquellas canciones sanas que hacían reír a cualquiera, las madres tratando de ordenarlos a todos para que nadie se levante de sus sitios y permanezcan con el cinturón de seguridad abrochado, cuando de pronto algo extraño sucedería en la vida de este niño, pues empezó a faltarle el aire, el corazón le palpitaba muy rápido y poco a poco se iba desvaneciendo hasta quedar inconsciente sin saber lo que ocurría.

Una de las madres de nombre Marisol, tenía conocimientos de primeros auxilios, siendo la encargada de reanimar por todos los medíos a este niño, dando masajes cardiovasculares, poniéndolo cerca de la ventana para que pueda respirar y tomando a cada segundo sus signos vitales hasta que llegase la ambulancia.

A lo lejos se oía una sirena, el bus se detuvo en plena carretera, cuando de pronto subieron los para-médicos para auxiliar a ese niño en medio de lágrimas, gritos desesperados y temor entre todos los que presenciaban tan horrible escena.

El silencio y desesperación eran agobiantes, el niño aparentemente no tenía pulso, no respiraba por si solo, ni tenia signos de pronta mejoría, todo salía mal mientras la ambulancia hacía lo imposible para llegar a la clínica, donde lo esperaba un equipo médico y maquinas listas para actuar ante cualquier situación.

Tenía 11 años cuando me tocó vivir eso, y con los testimonios y los pocos recuerdos de aquella mañana pude construir lo que acabo de contarte, sin saber que ese día mi vida cambiaría por completo y sin saber que esa había sido mi primera batalla.

Salí caminando de la mano de mi madre preocupada de la clínica, sin entender que había sucedido o peor aún que estaba por suceder.

Crecí entre consultas médicas, controles, análisis y desmayos para poder dar respuesta a que era lo que había sucedido esa mañana. Pero no la teníamos, no había médico alguno que me diga específicamente que había sucedido o por qué sucedió.

Neurólogos, psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos, electrofisiólogos y cardiólogos fueron las especialidades más recurrentes en mi vida. Me atendí en todas las Clínicas, centros médicos y Hospitales que pude atenderme buscando una pronta respuesta a mi problema, una respuesta que tardaría muchos años en encontrar y tras muchas experiencias.

Tenía 15 años, cuando estaba en la misa de monaguillo (acólito), eran cerca de las 8 de la noche, cuando de pronto empecé a sentir los síntomas similares a cuando era niño, solo que esta vez todo era mas fuerte. Me levante de mi sitio, me acerque al sacerdote para hacer una reverencia, luego camine dos pasos y simplemente caí.

Desperté en la clínica, con miles de aparatos en el cuerpo, desnudo, desorientado y cables por todos lados pegados en el pecho. Aparentemente mi corazón había dejado de funcionar por unos segundos, sumado a convulsiones, perdida de aire y perdida total de conocimiento. Otra vez regresaba a la batalla.

Los años pasaban y seguía en la misma disyuntiva, me la pasaba estudiando un tiempo en casa y otro en el colegio, pero debía terminarlo, no podía dejar mis cursos pues tenía que seguir creciendo, seguir luchando.

Viaje a Estados Unidos, buscando respuesta a lo que aparentemente era algo del desarrollo, pero no tuve con claridad una respuesta que me diga "tienes esto y se cura de esta manera".

Viaje a Colombia y aparentemente encontraron una solución a mi problema cardíaco, no sin antes haber pasado meses antes del viaje por una serie de exámenes de alto riesgo y una cirugía para implamantarme un dispositivo que rastrearía el comportamiento de mi corazón y detectaría la falla que tendría.

Fue así que decidieron implantarme un marcapasos por primera vez, una cirugía dolorosa que me tenía en reposo durante mucho tiempo antes de volver a mis actividades normales.

Pero no fue suficiente, al cabo de los meses seguía con desmayos y crisis aparatosas que cada vez empeoraban. Tenía el corazón protegido, pues las descargas eléctricas del marcapasos evitaría que mi corazón se detenga con facilidad, saliendo del riesgo de muerte súbita en el que me había encontrado por muchos años.

Mi cuerpo se debilitaba, los médicos no sabían que sucedía, como controlarlo, ¿con medicamentos? ¿con una dieta diferente? ¿ con restricciones?, todo ayudó , pero nada soluciono el problema, debía seguir batallando.

Fue cuando tenía 20 años que mis síntomas cambiaron, ahora se le sumaba des-compensación física, fatiga, problemas estomacales, retención de líquidos. Todo jugaba en contra, recordaba lo que me sucedía desde niño, estaba impaciente, molesto pero debía seguir batallando.

Al derivarme a oncología, supe que mi vida cambiaría, crecía en la incertidumbre de saber que me pasaría, me preguntaba porqué había llegado a esa especialidad si no tenía cáncer, pero aún sabiendo que debía seguir batallando, no lo asimilaba.

Pase por muchas consultas, nuevamente incertidumbres, los médicos se contradecían, querían hacerme cirugía exploratoria para buscar manualmente el o los tumores que aparentemente tenía en el cuerpo. Los síntomas eran similares a una metástasis en el tórax, pero no pasaba nada, las imágenes mostraban lo contrario, mis marcadores no salían tan mal , ¿Que sucedía?, no lo se pero debía seguir batallando.

Al agotar todos los recursos, el médico optó por una vacuna invasiva que finalmente confirmaría el diagnostico de la enfermedad que hoy padezco, una enfermedad que es como un "leon dormido", ya que mientras esta "dormida" puede que no produzca mucho daño, pero cuando despierta, puede hacerlo con tanta agresividad que un milagro de vida podría salvarme de una metástasis o neoplasia localizada, una enfermedad llamada Sindrome Carcinoide, un tipo de cáncer dormido que puede tardar muchos años en despertar en cáncer si se controla adecuadamente.

Esta vacuna es Octreotide-Sandostatin LAR e iniciaron el tratamiento con una dosis permitida de 20 mg, lo cual era suficiente para sentir las molestias inmediatas como nauseas, mareos, problemas estomacales, debilidad, malestar general y un sueño absoluto una vez aplicada esta vacuna, pero era mi salvación y debía aplicármela, pues debía seguir batallando.

Unos años después mis marcadores se elevaron, un rastreo corporal arrojó una imagen negativa en mi organismo que derivó en una hemicolectomía radical derecha, es decir me extirparon una porción de colon ascendente y transverso, una porción de intestino delgado (íleon y ciego) y una cadena de 170 ganglios que estaban aparentemente contaminados.

Tardé meses en reponerme pero tenía la esperanza que esa dura cirugía, mas el marcapasos eran mi salvación. Sin embargo, no fue así, a los pocos meses tuve recaídas, eso quiere decir que aún seguía con el problema, pero no lo detectaban, el león estaba dormido pero no dejaba de manifestarse.

Decidieron incrementarme la dosis a 30mg, mi resistencia fue atroz, los primeros meses me golpeaba duro, no soportaba la dosis, sabía que durante un día esa vacuna que me inyectaban me desconectaría de todo, pero uno o dos días después, estaría recuperado para volver a mi vida habitual, pero debía seguir batallando.

Viaje a Suecia hace dos años (Marzo 2013) buscando más respuestas a mi enfermedad y a como detenerla. Fue luego de tantos líquidos radioactivos y marcadores que me indicaron que lo mejor era iniciar el tratamiento con la dosis de 30mg por unos años para batallar contra el enemigo, que era mejor dejarlo dormido.

Así fue, desde marzo del 2013 mi vida cambió mucho, empecé a sentirme tranquilo, seguro, y a proyectarme en mi vida personal y profesional. Terminé la Universidad, dando el discurso de graduación por mis compañeros y para mis compañeros. Conseguí un buen trabajo donde me dieron muchas oportunidades de crecimiento y un apoyo humano incondicional hasta el día de hoy.

Mi vida había cambiado, me había adecuado al tratamiento y el médico me reguló la vacuna nuevamente a 20mg, mi cuerpo respondía bien, subí de peso, los síntomas eran menos frecuentes y mis marcadores estaban estables, por fin podía descansar y seguir mi vida como un chico normal, pero debía seguir batallando,

Fue hace unos meses que empece a bajar nuevamente de peso, lo cual era normal pues había cambiado mi alimentación por la cirugía de vesícula que había tenido en el mes de Diciembre 2014.

Pero esa perdida de peso no se detuvo hasta el día de hoy, comencé a sentir síntomas como antes, des-compensaciones estomacales, problemas esporádicos de los bronquios, fatiga, debilidad y cansancio extremo. Me levantaba en las madrugadas para cambiarme de ropa por el sudor y me levantaba sin fuerzas para seguir  con mi rutina diaria.

El doctor decidió hacerme marcadores, de los cuales uno de ellos y el más significativo había salido totalmente fuera de rango, lo cual sumado a la baja constante de peso y síntomas recurrentes, solo podía resumirse a algo: Había llegado el momento de despertarse y seguir batallando.

Tras dos años de descanso extremo, hoy 12 de Mayo inicio un nuevo tratamiento, con una vacuna duplicada de 20mg a 40mg, algo que no me lo esperaba, algo totalmente nuevo e invasivo.

Fue en la cita médica que tuve hace unos días cuando mi doctor preocupado me indica que lo que viene sucediendome  debemos controlarlo pues ya no es tan normal si tengo una alimentación más sana y saludable, y que el marcador no debería estar tan alto, debiendo recurrir necesariamente a duplicarme la dosis, para ver como respondo y ver en los próximos meses las acciones a tomar, es decir retrocedía esos dos años que avance con tanta alegría.

Se me cayó el mundo, no quería ver la cara preocupada del doctor por querer estabilizar mi estado de salud, no quería regresar a un estilo de vida impaciente, incomodo y fastidiado por las visitas médicas, por los análisis, rastreos, búsquedas, cansancio, dolor, pero debía batallar.

Creo que ya descanse bastante, tenía la esperanza de que sea permanente y continuar con un estilo de vida de chico normal, algo que no lo soy y la enfermedad nuevamente me lo hace recordar.

¿Que hacemos entonces? El mensaje esta claro, hoy vuelvo a retomar la historia del niño de 11 años que debe continuar, que debe seguir batallando, no es fácil, pero hay que prepararse, hay veces que es mejor retroceder un paso para tomar impulso y avanzar dos.

Hay momentos en la vida que pensamos que nuestros sueños se mueren y se apagan, pero como dice una canción: "cuando un sueño muere, es porque se ha hecho real" y solo se hará real si haces que pase.

No hay que caer ¡Hay que levantarse! no importa lo que venga en el camino, detente, toma un respiro y sigue adelante, ¡La batalla continua!

No te rindas cuando tienes un camino trazado y una meta trazada ¡lucha por hacerlos realidad!. No dejes que tus miedos sean más fuertes que tus ganas de luchar ¡Sigue adelante!. No permitas que tu enfermedad o tu problema sean más fuertes que tú ¡Se fuerte y enfrentalos!

Cada día es una oportunidad más para demostrarte a ti mismo que tú puedes lograr lo que te propones y podrás hacerlo estando convencido de que eres un guerrero y que sea cual sea tu batalla, podrás ganarla si te dedicas en cuerpo, alma y predisposición a seguir luchandola

No pierdas la fe en tu fortaleza ni la esperanza en tu lucha, confía en ti mismo, confía en tu camino   ¡Todos tenemos un camino de vida!

Hoy algo esta claro, debo seguir batallando, ¡debemos seguir batallando!

Nos vemos en la ruta...
"No importa el tramo que te toque recorrer o el camino que debas atravesar. No te rindas, descansa y sigue luchando; deberás estar fuerte para seguir conduciendo hacia la luz de la Esperanza"



Con Cariño
El Valiente Guerrero


Recuerda: ¡La vida es larga, el tiempo es corto.A vivirlo!



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Dedicado a todos los guerreros que vamos conociendo en el camino, aquellos que conocimos, aquellos que conoceremos y aquellos que ya no están.